Cuando vamos a montar una empresa o queremos sacar un nuevo producto o servicio al mercado, tenemos que crear una marca y, para ello, lo primero que tenemos que hacer es crear un nombre. Pero algo que parece tan fácil a veces se puede complicar terriblemente, de ahí que haya empresas especializadas en crear nombres.
La cuestión es que el nombre que elijamos nos acompañará toda la vida, y será determinante para el éxito de la empresa, del producto o del servicio que queramos lanzar.
Pero, ¿Cómo elegimos un buen nombre para nuestra empresa o para nuestros productos?
Cómo buscar el nombre perfecto para mi marca
Lo ideal es encontrar un nombre único, que no exista. Eso no garantiza que a los dos meses de haberlo creado ya nazcan otras empresas con el mismo nombre, pero de entrada tener un nombre único nos dará una ventaja competitiva.
Hay que perder el miedo a inventarse nombres. Para ello podemos usar diferentes técnicas creativas, hacer variaciones de palabras existentes, etc. como por ejemplo el caso de Google que es un nombre inventado inspirado en la palabra Googlo: que es el nombre matemático que recibe 10 elevado a 100 y que simboliza la gran capacidad de la empresa Google.
Un buen nombre debe insinuar el concepto, la esencia, el uso… de la marca, producto, servicio. (ej: Game Boy, Play Station, PlayBoy…) De este modo será más fácil saber de qué se trata la marca en cuestión y qué tipo de productos o servicios ofrece. Aunque no tiene que ser 100% literal o 100% descriptivo ya que sino no lo podremos registrar (ej: no podemos registrar como nombre de nuestra marca de tiendas de zapatos el nombre de “Zapatería”) Además, así se facilitamos que el nombre de nuestra marca se convierta en un nombre genérico. Una buena opción es mezclar conceptos, etc. (ej: Mercadona: Mercat de la dona (mercado de la mujer), Fedex: Federal Express, Microsoft: micro software, etc.
El nombre ideal debe ser pegadizo, fácil de pronunciar y fácil de recordar para el público objetivo al que va dirigido. Un ejemplo contrario lo encontramos en el caso del detergente Mr Proper, que volvía locas a las señoras españolas que en su vida habían dado una clase de inglés y que terminaban llamándolo el detergente del “calvo” o “del genio” porque el nombre que tenía el producto era totalmente impronunciable para ellas. Finalmente, la compañía Procter & Gamble decidió traducir el nombre y desde entonces Mr Propper en España se llama Don Limpio.
Además, cuanto más simple y más corto sea el nombre, mejor. Lo ideal sería que fuera solamente una palabra, pero si es altamente recomendable que no sea de más de 3 palabras ya que será mucho más difícil de recordar. En el mundo de la informática encontramos muchos ejemplos de nombres largos, impronunciables y difíciles de recordar: Desde la marca de impresoras Hewlett Packard que casi ningún español es capaz de pronunciarla bien y menos aun de escribirla, por lo que termina siendo HP, hasta miles de modelos de ordenadores como por ejemplo HP Pavilion v7280jp/CT… que difícilmente vamos a recordar jamás.
No hay que olvidar que si el nombre que vamos a crear se aplicará en varios países, es decir, será un nombre internacional, además debemos tener en cuenta que no tenga connotaciones negativas en otros países ya que esto puede lanzar nuestra marca al fracaso más absoluto.
Os pondré dos ejemplos de empresas que se estrellaron al traducir su nombre y el de su producto:
Cuando Coca-Cola se animó a entrar en el mercado chino su nombre al principio se leía “Kekoukela”, que en ese idioma quiere decir “Muerde el renacuajo de cera” o “yegua rellena de cera”, dependiendo del dialecto. Luego Coca-Cola realizó un estudio de más de 40.000 caracteres para encontrar el equivalente fonético “kokou kole”, cuya traducción es “la felicidad en la boca”.
Y que decir de la llegada del Mitsubishi Pajero a España. Un modelo de coches con un nombre inspirado en el nombre de un leopardo sudamericano “Leopardus pajeros”. Creo que en este caso sobran las explicaciones sobre las interpretaciones.
Una buena estrategia para generar nombres de productos y fomentar la asociación con la marca madre es mantener un esquema de raíz. Es decir, mantener la raíz del nombre de la marca o algunas letras que son significativas para la marca.
Por ejemplo en el caso Apple cuando crearon su primero ordenador con conexión a internet lo llamaron IMac: I de Internet y Mac de Macintosh. A partir de entones, todos sus dispositivos y creaciones mantienen la I como símbolo característico de la compañía: IMac, Ipod, Iphone, Ipad, Itunnes…
En sus inicios la marca Citroën se asoció a la X y la tomó como letra base para la creación de todos sus modelos: AX, BX, ZX, Xantia, Xsara, SaXo… En la actualidad, la marca ha cambiado la X por la C de Citroën.
Nestlé es otro buen ejemplo de marcas con raíz materna común ya que muchos de sus productos tienen o la N o la raíz Nes como común denominador: Nidina, Naturnes, Nativa, Nan, Nido, Nesquik, Nescafé, etc.
Otro ejemplo es el caso Danone, del que hablamos en el artículo anterior, que basó su estrategia en mantener en muchos de sus productos la raíz Dan: Danio, Danet, Danonino, Danissimo, Dan up, Danacol, Densia…
Hay muchas maneras de generar nombres para nuestras marcas, ¡los límites solo los pone nuestra imaginación! Pero, como siempre, es básico tener bien claro a quién vamos a dirigir nuestra marca para crear un nombre adecuado, atractivo, significativo y recordable para que nuestra marca sea más fácil de posicionar en la mente de los consumidores y de nuestros futuros clientes.
Y una vez tengamos un buen nombre, necesitaremos un buen logotipo que esté a la altura de nuestro nombre, pero como hacer un buen logo lo dejaremos para otro post.